- ¿Cómo nace la idea de crear OTRA COSA? ¿Cuál fue la motivación o fuente de inspiración?.

Las infancias juegan con el lenguaje y a veces nos adelantamos y les corregimos. Les decimos “así no se dice”, les pedimos que sean gramaticalmente correctos. Pero en esas conjugaciones raras o nombres inventados hay todo un movimiento de la imaginación; ensayo y error que los vuelve seres narrativos. El lenguaje es un lugar de juego, de experimentación, de disfrute. 

Al mismo tiempo, son capaces de crear juego de cualquier cosa. Una tapa, una chapita, una piedra, para ellos no hay nada soso o aburrido, nada es viejo o inútil. Su mirada es siempre nueva: despierta y alerta, el juego no es postergable sino intuición y fiesta. Ellos encuentran aventura y deseo, donde a veces vemos desecho o descarte. Recuperar ese asombro de mezclar y crear, porque a partir de esa unión de cosas que creíamos imposibles nacen las historias que más recordamos. 

- Como autora, ¿cuáles crees que son las diferencias entre escribir para niños y adultos?.

No hay diferencias en temas de cuidado, respeto y no subestimación. Los niños se dan cuenta, siempre saben, son profundamente honestos. Les das amor y devuelven amor muy rápidamente. Les das lenguaje y devuelven otros lenguajes. Les das juego y devuelven juego. 

- ¿Te identificas con el personaje del libro? ¿Por qué?

Cada personaje está pensado desde un lugar de amor y ternura. Más que identificarme, es crear un ser que debe sentirse vivo: animado y en la vida. 

- ¿OTRA COSA siempre fue pensado como un libro para niños? 

Siempre, pero también pienso en los adultos que lo leerán y que quizás lo hagan primero: padres, tías, primos, vecinos, bibliotecarios, toda la familia extendida. El juego se arma como una suma de cosas, un collage, por eso es muy conmovedor descubrir cómo Cecilia Codoni, la ilustradora, ha ido creando cada una de las imágenes de este libro, dando pie a que niñas y niños sigan jugando, creando.

- Para el desarrollo de la historia y los temas que toca el libro ¿Qué fuentes utilizaste? ¿Consultaste con algún especialista?

Consulté con un especialista: mi sobrino Lorenzo. Tiene seis años y medio. Veía cómo desarmaba y armaba cosas para encontrarles su corazón.

- ¿Cuál es el impacto que esperas causar en los lectores?

Ninguno. Eso escapa de mis manos.

- En el libro se trata sobre desarrollo personal para superar momentos de sentir “yo no puedo”. En ese sentido, ¿cómo los niños pueden aprender a aplicarlo en su día a día?

Está bien no poder, porque la mayoría de las veces no vamos a poder solos. Necesitamos pensar las cosas con alguien más, con solidaridad y en comunidad. Tener paciencia y no frustrarse es algo que se aprende, como a tratarse con amor y piedad. Por eso en el libro la protagonista acepta y recibe la ayuda de su papá. Él alimenta la curiosidad de su hija, la deja hacer y hace con ella. Ambos defienden su propia bondad. 

- ¿Cómo los padres pueden enseñarles a sus hijos a desarrollar habilidades blandas, a través de la creatividad e imaginación?

No atiborrarlos de miradas, de juguetes, no llenarles el día de planes, dejarlos ser. También dejar que se aburran. El aburrimiento inspira: confiar en que sabrán estarse con lo que hay. Permitir que se diviertan solos tanto como en grupo, salvaguardar esos espacios de soledad que facilitan la creación íntima, que les permitirán crecer sabiendo estar bien consigo mismos. Dejarles a mano papel, plumones, cartoncitos, maderitas, materiales para dibujar, pegar y escribir, porque a esa edad todo es autorretrato. Están encontrando su lugar en el mundo. Y ese lugar se entrena jugando.

- ¿Cómo los niños pueden aprender a recuperar las cosas y darles un nuevo significado?

Confiando en su intuición y curiosidad, dejarlos ser niños todo el tiempo que puedan.

- ¿Cuáles son los mensajes claves a destacar del libro?

Imaginar para crear, crear con otros para crecer juntos. 

Sobre Katya Adaui:

Es autora de los libros de cuentos Aquí hay icebergs y Algo se nos ha escapado, y de las novelas Nunca sabré lo que entiendo y Quienes somos ahora, su más reciente publicación. Sus relatos integran más de veinte antologías en el Perú y el extranjero y han sido traducidos al inglés y al italiano. Ha publicado otros dos libros infantiles y este es su tercero.Vive en Buenos Aires y dicta talleres de escritura.