"quiero que los personajes sean terrenales, con defectos y virtudes” - entrevista a Andrea Gago
“ULI, una ardilla del otono”, es un cuento infantil, que nos relata la historia de una ardilla en busca de muchas respuestas. En esta historia, nos acercaremos al universo de los niños, somos cómplices de su curiosidad, la manera en que se relacionan entre ellos.
En esta conversación con Andrea Gago, ilustradora del libro, publicado por mónimo ediciones; nos cuenta acerca de su proceso creativo y la importancia de mostrar personajes sin etiquetas de género, de acuerdo al tiempo en el que vivimos.
- ¿Cómo empezaste a ilustrar (y escribir) literatura infantil?
Empecé a escribir algunos relatos hace algunos años, pero recién en el 2019 publiqué el primer libro escrito e ilustrado por mí. Coincidentemente, fue en el mismo año que ilustré un libro por encargo de la escritora italiana Anna Lavatelli.
En el 2008 viajé al Encuentro Latinoamericano de Diseño en la Universidad de Palermo en Buenos Aires, ahí conocí a la editorial Pequeño editor, tenían libros diferentes, que yo nunca había visto, en formatos inusuales y con ilustraciones maravillosas. Fue en ese momento que sentí ganas de hacer ese tipo de libros. Investigué sobre los autores e ilustradores y decidí estudiar una segunda carrera en la PUCP en artes plásticas para poder tener herramientas que no me las daba el diseño gráfico.
En la facultad de arte aprendí distintas técnicas, pintura al óleo, grabado, collage, cerámica y escultura. Fue una etapa maravillosa de aprendizaje en la que pude formarme de una manera más completa para dedicarme a la ilustración. Ahora, como al inicio, lo hago por la gran pasión que siento cuando dibujo y voy construyendo una narrativa.
¿Cuánto de tu vida y experiencias previas, se reflejan en tus ilustraciones?
Al momento de ilustrar y dibujar uno pone todo su ser, sus gustos, el lugar donde vive, las amistades, el contexto histórico y social siempre están presentes, de manera consciente o inconsciente. Todos los aspectos creativos de nuestras vidas están ligados a nuestro capital cultural. Yo me baso en el cotidiano, en la ciudad, en mis propias relaciones personales, con mi hija, mi esposo, mis padres y amigos. Mis ilustraciones tienen mucho de mi entorno más cercano. Los colores, las ideas, las formas y las texturas están presentes en mi día a día y son insumos que configuran mi trabajo.
¿Cómo surgió ULI y todos los personajes?, ¿te inspiraste en alguien para crearla?
Llegué a mónimo con la idea de hacer un libro para primeros lectores. Tenía ganas de hacer una historia larga, que no necesariamente sea un libro álbum. Con muchos dibujos, personajes en mente y algunas ideas sueltas. Uli surgió porque pensaba en los animales no domesticados que conviven con nosotros en las ciudades, como las ardillas que nos encontramos en los cables de los postes o en los árboles. Quería que Uli fuera un personaje cercano, que los niños pudieran reconocer con facilidad. Tomé algunos rasgos de mi hija para darle esa personalidad curiosa, con ganas de saberlo todo, explorar y jugar con sus amigos.
¿Qué fue lo más desafiante y lo más divertido para idear el universo de Uli?
Lo más desafiante siempre es llegar a consolidar una unidad en el conjunto de ideas e ilustraciones. Es necesario lograr que las ilustraciones y el texto tengan fluidez, ritmo y contenido que puedan conmover de alguna manera y lo más divertido es jugar con los colores, probar con los materiales, hacer los personajes y darles personalidad y carácter propio. Yo disfruto de todo el proceso, pero el inicial es el más divertido.
Uli tiene una mamá que solo aparece en una referencia, un padre que nunca está ahí, un nombre que podría definirla como niño o niña, y unos amigos poco convencionales. ¿Qué hay detrás de esta decisión?
Los papás no aparecen porque en realidad la historia se basa en el universo de los tres amigos Uli, Baltazar y Filomena y en cómo construyen su amistad. Es el momento en el que se encuentran para jugar y explorar juntos sin que un adulto intervenga en las relaciones que construyen entre ellos.
Uli, tenía otro nombre inicialmente, sin embargo, pienso que fue una buena decisión que el nombre no le ponga una etiqueta de niño o niña, ya que al momento de crearla y dibujarla decidí no definir estos rasgos tampoco. Vivimos en un tiempo en el que hay una lucha por la igualdad e inclusión. Mi hija lo usa y se cuestiona por qué los adultos nos referimos a los niños como género masculino y no mencionamos a las niñas también.
Siento que esta energía y este sentimiento nos rodea y se percibe. Con esto no intento marcar una tendencia o una pauta, solo es algo que sucede hoy en día y que me parece importante resaltar que da igual saber si ULI es niña o niño. Del mismo modo, los amigos tienen conductas y personalidades distintas, tal como sucede en la realidad de nuestro mundo.
¿En qué momento se sumó Elena al proyecto y que le aporta a la historia su manera de trazar tu idea?
Elena se sumó al proyecto por sugerencia de Julia, directora de Mónimo. Previamente, Julia y yo trabajabamos el proyecto avanzaba con cierta lentitud, así que Julia contactó a Elena para que nos ayude con el texto y a construir mejor la historia. Pienso que Elena le dio el ritmo que necesitaba la narrativa, lo organizó de una mejor manera, cambió y sumó algunas cosas que le hicieron mucho bien a la historia. Fue una experiencia distinta, de la que he aprendido mucho.
¿Qué papel le das a la ternura, a la feminidad, a la idea de infancia en tus ilustraciones?
No me gusta pensar en la ternura al momento de ilustrar, no busco ni quiero ser tierna; sin embargo, no me es posible controlar las emociones o sentimientos de los lectores o espectadores de mis imágenes. Yo quiero que los personajes sean terrenales, con defectos, errores, y virtudes; pero lo cierto es que el público completa la experiencia con su propia mirada.
En cuanto a la feminidad sucede algo parecido, soy mujer y esto se refleja en mi trabajo y en las decisiones que tomo al momento de crear. También, como parte del contexto social que nos ha tocado vivir a las mujeres hoy en día, están presentes las cosas que pienso, que escucho o que converso con amigas y con mi propia hija.
Para mí la infancia es una etapa maravillosa y cuando trabajo siento que puedo ser una niña que juega y que divertirse. No me gusta pensar que ilustrar es una obligación de la vida adulta porque eso le quita el encanto. No soy de sentarme todos los días a dibujar algo en mi bitácora, pero cuando creo una historia o tengo en mente una idea me despiertan las ganas de dibujar y puedo estar días enteros dedicada a lo que quiero.
¿Has podido interactuar con los lectores del libro, tanto chicos como grandes? ¿Qué comentarios recibiste?
Afortunadamente, he recibido muy buenos comentarios sobre ULI; en las actividades de presentación y fuera de ellas, lectores grandes y pequeños están encantados con las ilustraciones y el universo de ULI y sus dos amigos.
Es gratificante ver que a las personas les gusta lo que, con esfuerzo, se ha logrado llevar a sus manos. Hacer libros es maravilloso. Escuchar a niñas y niños gritar “ahí está ULI” cada vez que ven una ardilla cerca es genial.
¿Habrá una secuela para Uli o el desarrollo de la historia de sus amigos?
Eso es algo que ya tengo en mente, hacer una historia de Baltazar y posteriormente de Filomena. Sería estupendo. Esperemos que, si todo marcha como planeamos, esto pueda suceder pronto.
Sobre Andrea Gago:
Andrea Gago (Lima) ilustradora peruana que dedica su trabajo al público infantil. Estudió Diseño Gráfico en el IPP y cursó estudios de Grabado en la Facultad de Arte y Diseño de la PUCP. Ha participado en exposiciones colectivas y ha sido galardonada con mención especial en la Feria Internacional del Libro infantil y juvenil de Bologna en 2021.